Y esto, ¿para qué (carallo) sirve?

 

«Si el producto no se vende sin publicidad, difícilmente se podrá vender con publicidad» – Albert Lasker, empresario estadounidense.

Ayer por la tarde cuando llegué al portal de mi casa y abrí el buzón me encontré con que estaba lleno de papelotes. Nada más y nada menos que varios sobres llenos de papelotes con propaganda electoral y con las papeletas para votar a varios de los partidos que se presentan a las elecciones gallegas que se celebrarán el próximo día 18 de febrero. Como no soy un marciano, estoy seguro de que los buzones de todos los gallegos convocados a las urnas que estáis leyendo este post estaban igual de invadidos que el mío. ¿Con qué objetivo? ¿De verdad que desde algún partido político se creen que con esto van a condicionar algún voto? ¿Hace falta este gasto absurdo en ese momento en que lo cuqui es ser ecológico, sostenible y biodegradable? ¿O es que es todo una pamema?

Os confesaré que después de hacer la foto que ilustra este post me fui directo a tirarlos a la basura. Y es que sistema electoral y todo lo que le rodea tiene que cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos. Por ejemplo, dentro de unos días ya no se podrán publicar encuestas y el día anterior a las elecciones viviremos otra absurda jornada de reflexión, como si a internet, a la comunicación digital y a las redes sociales se le pudiesen poner puertas. Pero, en cambio, se consiente que los partidos financiados con dinero público o conseguido a través de créditos bancarios saturen nuestros buzones con propaganda que nadie les ha pedido, aunque también es cierto que se puede renunciar a recibirla a través de este enlace en la web del INE.

NOTA: Este post es la versión actualizada de otro publicado el 15/12/2015, con lo que tristemente se demuestra que poco o nada ha cambiado.

Zarpazo y sorpasso

urnasReflexiones unas horas después de conocerse el resultado de las elecciones generales celebradas el 26 de junio:

Victoria del PP y zarpazo de Rajoy. Ni los populares más optimistas soñaban con conseguir 137 escaños – 14 más que en diciembre -; pero en seis meses Mariano recuperó parte de los votos fugados a Ciudadanos y movilizó a desencantados que se había quedado sentados en el sofá en las anteriores elecciones. Ante estos resultados, ¿quién le dice a Rajoy que tiene que irse a su casa? Ahora su obligación será tender puentes y llegar a acuerdos.

El soldado Sánchez salva un math-ball y consigue que el PSOE resista la embestida por la izquierda, pero su nuevo mínimo histórico tendría que provocar una refundación del partido. De momento le salva que los malos resultados en Andalucía mantendrán a Susana Díaz más allá de Despeñaperros. Y habrá que ver el papel que juegan los barones y el comité federal a la hora de calibrar la estrategia ante este nuevo panorama.

Desencanto en la filas de Unidos Podemos, donde Iglesias todavía se está rascando la cabeza pensando cómo puede ser que 5 más 1 sean cuatro y pico. Porque, ¿dónde están los votos de IU? Puede que sea algo tan sencillo como que eran votos de comunistas que han huido de la extraña opción de un chavismo disfrazado de la señorita Pepis. Papelón de Garzón, convertido en el sepulturero de unas siglas históricas.

Ciudadanos descubrió que tenía un techo y que muchos de sus votos se los había dado para que ejerciese como vigilante de los populares y no para andar flirteando con un batiburrillo de siglas. Con esta bajada en sus previsiones no está en condiciones de poner vetos ni de marcar líneas rojas y mucho menos de exigir cabezas. Rivera deberá optar entre ser un partido de amplias miras decisivo para la gobernabilidad o en echarse al monte.

En resumen, y tras dejar de lado lo que pudo haber sido y no fue, de echarle la culpa al empedrado o en justificarnos en que si la abuela fuma, las opciones para formar gobierno y evitar el bochorno de unas terceras elecciones serían dos: una gran coalición entre las fuerzas constitucionalistas (PP + PSOE + Ciudadanos) o un acuerdo entre PP y Ciudadanos, con la abstención del PSOE en la investidura, con acuerdos puntuales con PNV y CC. En cualquiera de los dos casos, el pacto podría estar supeditado a una legislatura corta, reformista y de amplios acuerdos de estado.

Por cierto, después de 40 años de democracia y tras haber pasado en numerosas ocasiones por las urnas, me sigue sorprendiendo que el votante español se sigue agarrando a la máxima: “Coño, ¡pero qué bien voto yo y qué mal lo hace el resto” cuando no ganan los nuestros… Curiosa forma de entender la democracia.

 

El debate sobre los debates

debateDebates a dos, debates a cuatro, debates en la televisión pública o en las privadas, quién moderará los debates, qué formato tendrán los debates… Pues en éstas andan los principales partidos que volverán a presentarse a las elecciones del próximo 26 de junio con los mismos cabezas de lista que fueron incapaces de pactar para formar gobierno.

Acreditada su nula disposición para mover sus posturas en búsqueda del bien común, cinco meses después todos siguen mirándose el ombliguito, buscando única y exclusivamente su beneficio personal y partidista. Si antes de las pasadas elecciones Rajoy solo quiso debatir con Pedro Sánchez y éste a su vez insistió en participar en el formato ‘a cuatro’, ahora le han dado la vuelta a la tortilla, y mientras el presidente en funciones prefiere un totum revolutum antes que otorgarle al candidato socialista el papel de alternativa de gobierno, Sánchez se muestra reacio a participar en ese formato, ya que sabe que tendrá que repeler munición enemiga desde derecha, izquierda y centro.

Y a todo esto, después de esta campaña electoral en la que llevamos enfangados casi medio año, ¿qué incidencia puede tener un debate en la decisión de los votantes? ¿o es que realmente se creen que somos más bobos de lo que parecemos?

Los pactos del NO

candidatosDespués de conocerse los resultados que se produjeron tras las elecciones generales del 20 de diciembre, a todos los líderes políticos se les llenó la boca hablando de que habían llegado nuevos tiempos a la política y que los españoles les habían encargado llegar a pactos, ya que se había acabado la época de las mayorías absolutas y de pasar el rodillo en el parlamento.

Pues bien, trasncurridos ¡dos meses y medio! seguimos con un gobierno provisional y sin trazas de que ningún candidato sume los apoyos necesarios para ser investido presidente. Como se dice coloquialmente, ni pactos ni pactas ni pichas. Y es que los mismos que hablaban de pactos y de consensos son lo que a la mínima ocasión que tienen ponen por delante la palabra NO:

. Pedro Sánchez le ha dicho NO a Rajoy y a todo el Partido Popular.

. Albert Rivera le ha dicho NO a Rajoy y a Podemos.

. Pablo Iglesias le ha dicho NO a Rajoy, al Partido Popular, a Ciudadanos, a Pedro Sánchez si no pasa por el aro y a una señora que pasaba por allí.

. Mariano Rajoy le ha dicho NO a todo aquel que ha dicho NO a Mariano Rajoy.

Con este panorama, y aunque Sánchez y Rivera han sido capaces de firmar un pacto de la señorita Pepis, lo normal es que en junio tengamos nueva cita con la urnas. Mi propuesta es que, como estos cuatro líderes de pacotilla NO han sido capaces de pactar para formar un gobierno, los ciudadanos también le dijésemos NO a estos cuatro lumbreras y los partidos tuviesen que presentarse con otros cabeza de lista.

Porque, ¿qué pasará si el resultado de una nuevas elecciones es similar al que salió del 20D y las sumas y combinaciones siguen siendo más o menos las mismas? Sinceramente, yo NO lo sé.

Gobernar a cualquier precio #noesbien

pedro-sanchezMe sorprende que sorprenda que Pedro Sánchez quiera ser presidente del gobierno a cualquier precio, cuando en la misma noche de las pasadas elecciones municipales y autonómicas ya demostró que le daba lo mismo pactar con Juana o con su hermana, siempre que ninguna de las dos fuesen militantes del PP.

Y menuda risa me entra cuando hablo sobre ‘pactar’. En dichas elecciones celebradas en el mes de mayo, el líder del socialismo español – por cierto, ni Pdr Snchz podía llegar a más ni el partido socialista a menos – regaló esa misma noche tras el recuento de la última papeleta gobiernos municipales y autonómicos a quien, con su ayuda, sumase simplemente más votos que los populares. Ni pactos, ni programas electorales, ni interés general, ni farrapos de gaitas…

Por eso es gracioso que alguien se sorprenda de que ahora repita esa táctica, y que esté loco por ser presidente del gobierno con el apoyo del comunismo más trasnochado, del independentismo más rancio y de todo aquel que le ceda sus votos aunque sea a cambio de comerle las entrañas. Puede que bajándose los pantalones por los tobillos Pedro Sánchez consiga ser presidente de España… aunque para ello realmente acaben gobernando los que aspiran a cargársela.