Hoy en día todavía hay gente que considera que calzarse unas zapatillas y salir a correr no es más que una moda pasajera. Pero nada más lejos de la realidad. Es más, es una actividad física agradecida, que se puede practicar a cualquier edad – por supuesto, adecuendo la distancia y el ritmo a la edad y a la condición física de cada corredor – y que, por increíble que a muchos les parezca, engancha.
Además se puede practicar solo o acompañado y en cualquier época del año, simplemente adecuando la vestimenta según la temperatura o el tiempo reinante. La oferta en ropa para salir a correr en tan completa y variada que ni el frío ni el calor ni la lluvia son excusas para no levantarnos del sofá y trotar unos kilómetros. Con relación al viento, ya lo dejo a la libre elección de cada corredor. En mi caso, confieso que en días muy ventosos no me compensa salír porque no disfruto de la carrera.
Sobre los beneficios que representa para la salud, nada más clarificador que estudiar con detenimiento la siguiente imagen, en la que se resumen en diez apartados las mejoras que proporciona a nuestro organismo la práctica habitual del running. Personalmente, considero ‘práctica habitual’ salir a correr 3-4 días por semana, ya que es importante recordar que en este deporte también son fundamentales los días de descanso, periodos que nuestro cuerpo aprovecha para asimilar los entrenamientos.
Desde Con dos cubitos reto a los ‘no corredores’ a que hagáis una prueba: calzaros unas zapatillas, salir correr un par de veces… y si después – entre carrera y carrera – tenéis tiempo, me lo contáis.
