Las redes sociales en la época del coronavirus

«La buena noticia es que las redes sociales no son una moda; la mala noticia es que no son mágicas.» – José Luis Orihuela, profesor universitario, conferenciante y escritor.

RRSS

Desde que hace varios años se instalaron en nuestras vidas, las redes sociales se han convertido en algo indispensable en nuestro día a día, siendo de lo más habitual que lo primero que hagamos tanto al despertarnos como antes de dormir es darle un repaso a nuestro Whatsapp y a nuestras cuentas de Twitter, Instagram o Facebook, o ver el último vídeo que está arrasando en Youtube.

Dependiendo del momento, las redes sociales las utilizamos para comunicarnos, para compartir contenidos, para pasar nuestros momentos de ocio y, cada vez más, para acceder a la información, compitiendo sin ningún tipo de complejos con los medios de comunicación tradicionales como la presa, la radio y la televisión.

Hace años era habitual que la gente mayor te contaba cualquier noticia diciendo «lo dijo la radio» o «lo dijeron en la televisión». Siempre que escuchaba esas expresiones, yo siempre apostillaba «pero, ¿quién lo dijo en la radio o en la televisión?«; porque para la gente de cierta edad que había asistido al nacimiento de la televisión, y ya no digamos al de la radio, lo que se decía en cualquiera de esos dos medios iba a misa. Y puede que en un principio fuese así, pero ya desde hace muchos años sabemos que, a través de ambos canales, se cuelan todos los días en nuestras casas charlatanes del más diverso pelaje, muchos de los cuales carecen de la más mínima credibilidad.

Hoy en día, esas aseveraciones que nos hacían nuestros mayores se han traslado a las redes sociales, y es de lo más normal que nos den cualquier exclusiva disparatada con el sólido argumento de «pues lo leí en Facebook». Ante lo cual la respuesta no puede ser otra que «pero, ¿quién lo publicó?» o «¿quién lo compartió?».

En estos días tan complicados que estamos viviendo, fruto de la crisis sanitaria ocasionada por el covid-19, y que ya ha provocado una incipiente crisis económica – y lo que te rondaré, morena -, estamos expuestos a recibir una sobresaturación de información, principalmente, a través de Twitter. Esta red social, en la que se comparten todo tipo de contenidos, tiene una capacidad exponencial de difundirlos, y ahí radica tanto su principal virtud – el acceso en tiempo real a cualquier información desde cualquier punto del mundo-, como su más peligroso defecto – no contar con un mecanismo que filtre la autenticidad de sus fuentes -, por lo que es labor y responsabilidad del usuario seleccionar qué cuentas sigue, a qué artículos accede y qué tuits retuitea.

Por eso, si después de leer este post le comentáis a alguien «pues lei en un blog…», me gustaría que vuestro interlocutor os contestase «pero, ¿quién lo escribió?» Porque es obligación de todos no contribuir a la propagación de ningún tipo de virus que, en el caso que nos ocupa, también pueden convertirse en una pandemia.

Dicho esto, me sirvo una copa con dos cubitos y me voy a ojear mis redes sociales 😉

La paella consigue su emoji

La campaña para conseguir que la paella tuviese su símbolo en WhatsApp ha triunfado y por ello figurará en unos meses en los teclados de nuestros dispositivos móviles como uno de los 72 nuevos emoticonos del año.

Su candidatura fue aceptada el pasado 30 de julio «por razones de popularidad y ser demanda de varias comunidades» y  Con dos cubitos ya había apoyado dicha iniciativa.

¡Enhorabuena PAELLA! 😉

paella

Felicitaciones de cumpleaños 2.0

feliz cumpleañosCon motivo de mi reciente cumpleaños tuve ocasión de comprobar como en los últimos años han ido evolucionando las formas de felicitación. Ese día me reí porque mi hijo a primera hora me había felicitado por WhatsApp, al cabo de un par de horas volvió a hacerlo por Twitter y por la noche remató la felicitación con una llamada al teléfono móvil. Y eso me hizo pensar en la cantidad de formas que tenemos hoy en día de demostrarle a alguien querido que nos hemos acordado de él.

Aparte de las mencionadas anteriormente, hacerlo a través de Facebook es una de las más recurridas hoy en día. Además el Sr. Zuckerberg tiene el detalle de enviarte el domingo un recordatorio con la fecha en la cumplirán años tus amigos durante esa semana, y día a día, por si te has olvidado, te refresca la memoria para que no quedes mal con nadie.

Los grandes damnificados por la utilización de las nuevas tecnologías han sido el teléfono fijo, el correo electrónico y el SMS. El primero suele ser el método más utilizado por las madres y por las tías de cierta edad, ya que siguen considerando que si no escuchas su voz la felicitación puede quedar entre fría e impersonal. El correo electrónico sigue resultando muy cómodo, puedes explayarte a gusto e incluso se puede enviar alguna postal con alguna chorradita referente a tan señalado día, aunque bien es cierto que el WhatsApp, como forma de comunicación inmediata, le ha ido robando usuarios. Y qué decir de los SMS, considerados hasta hace relativamente poco tiempo como la quintaesencia de las comunicaciones. Sin embargo, hoy en día recibes uno y hasta te asustas mientras piensas antes de abrirlo ¿pero todavía tengo amigos tan anticuados?

Lo cierto es que hasta el momento, contra quien nadie ha sido capaz de competir es con la tarjeta de El Corte Inglés, que todos los años llega puntualmente a su cita un par de días antes del evento, como si quisiera recordarnos que nos tiene controlados con un inquietante sé que estás ahí. Y confieso que, mientras abro el sobre, siempre pienso seguro que este año D. Ramón Areces me envía un vale de 50 euritos.

También se me ocurren otras formas de felicitar el cumpleaños que me hubiesen hecho muy feliz, aunque soy consciente de su dificultad. Una sería por medio de una paloma mensajera, pero bien es cierto que entre mis allegados no se encuentra nadie aficionado a la colombofilia. Y la otra sería recibir la felicitación dentro de una botella lanzada al mar desde alguna de nuestras playas. Seguramente alguno lo hayáis intentado, aunque soy consciente de que con esta extraña primavera que tenemos, probablemente las mareas hayan hecho que la botellita haya caído en manos de un pescador de focas en la Antártida.

Sería cínico no admitir que a todos nos hace ilusión que se acuerden de uno, sea de la forma que sea. Pero donde esté esa felicitación sincera con beso, ojitos golosos, abrazo, achuchón y brindando con una copa con dos cubitos, que se quiten todas las felicitaciones 2.0.