En mi post titulado Colleja a Kant llegué a la conclusion de que esta última semana habíamos asistido a un apasionante debate político-chufletero… y eso que todavía no se había producido la sonrojante actuación musical de Pablo Iglesias ante María Teresa Campos. El postureo de nuestros políticos no tiene límites y todo lo que hacen es poco natural, todo rezuma impostura. Al rollito que se tiró ayer el líder podemita no le fató ningún detalle: rasgueo de guitarrita y canturreo de la nana que le cantaban cuando era pequeño con un toque de reinvindicación social, todo ello en un programa con un perfil de audiencia blandito y con una de las grandes matronas de la televisión poniendo ojitos golosos… de vergüenza ajena.
Después de la semanita que nos han dado nuestros presidenciables, los más osados han propuesto que las televisiones organicen conjuntamente, y en horario de máxima audiencia, un programa que podría llamarse Gran candidato, al más puro estilo del Gran Hermano, en el que todos mostrasen sus miserias. Pero puestos a proponer, creo que sería mucho más interesante que los candidatos se prestasen a sentarse ante el polígrafo de Sálvame Deluxe o, casi mejor, un Adán y Eva con la participación de representantes (y representantas) de todos los partidos políticos.
Si durante estos días, antes de inicarse oficilamente la campaña electoral, han sido capaces de hacer el mamarracho sin ningún pudor, ¿qué no harán por mendigar un voto cuando sientan el vértigo de las urnas? ¡Miedito tengo!
estoy totalmente de acueredo