Hace poco más de medio año nos dejó Amy Winehouse, en lo que fue la crónica de una muerte anunciada, y ahora de alguna manera se repite la tragedia con la muerte de Whitney Houston (Newark – New Jersey, 1963).
Whitney empezó a cantar muy joven en el coro infantil de la iglesia; en su familia se respiraba un gran ambiente musical, ya que era prima de Dionne Warwick y ahijada de la gran Aretha Franklin. A principios de los años 80 comenzó una fulgurante trayectoria profesional, convirtiéndose sin duda en la gran estrella musical de la década, consiguiendo, entre otros logros, siete números uno consecutivos en las listas de ventas de los Estados Unidos.
La década de los 90 comenzó con nuevos éxitos, hasta que en el año 1992 se produjeron dos hechos que marcaron, el resto de su vida: por un lado, debutó en el cine protagonizando la película El guardaespaldas, compartiendo cartel con Kevin Costner, y grabando la banda sonora que incluía el tema I Will Always Love You, que destrozó todas las previsiones iniciales, convirtiéndose en la más vendida de la historia de la música.
Y ese mismo año se casó con el cantante Bobby Brown, con el que vivió un turbulento matrimonio, marcado por los escándalos, las peleas, episodios de malostratos y posteriores reconciliaciones, y todo ello aderezado por grandes dosis de alcohol, drogas y pastillas.
Aún así prosiguió su exitosa carrera profesional, con nuevos discos que siguieron siendo éxitos de ventas y algún trabajo más para el cine, hasta que en el año 2002 tras varios episodios truculentos protagonizados con Brown, confesó su adición a varias sustancias estupefacientes, al mismo tiempo que se vio implicada en una demanda judicial contra su propio padre.
A partir de ese año tanto su carrera como su salud fueron decayendo progresivamente; tras varios internamientos en clínicas de rehabilitación y el posterior divorcio de su marido, intentó volver en varias ocasiones, aunque ya nunca más volvió a ser la misma estrella que había deslumbrado en el panorama mundial del espectáculo.
A sus millones de seguidores les quedará el consuelo de recordarla como la artista que más premios ha ganado (entre otros, seis Grammys) y que logró vender la astronómica cifra de 170 millones de discos en todo el mundo, siendo el single I Will Always Love You el tercer disco más vendido de la historia.
Y, ¡cómo no!, la mejor forma de recordar a la bella Whitney es escuchando su música. Así es que pónganse cómodos, sírvanse una copa condoscubitos y disfruten una y otra vez de una voz y de una artística irrepetible.