El primer maratón de un abuelo (casi) sesentón

20 de febrero de 2024

«Un viaje de mil millas comienza con el primer paso» – Lao Tse, filósofo chino.

A lo largo de nuestras vidas todos nos ilusionamos con proyectos, fantaseamos con situaciones que nos gustaría afrontar o nos planteamos retos para ponernos a prueba o, simplemente, para disfrutar. Seguro que en muchas ocasiones no nos lanzamos a intentar cumplirlos por falta de decisión o por no tener la chispa necesaria para decir «allá voy». Es por ello que es importante tener cerca gente más lanzada que, en un determinado momento, te dé los planes ya hechos sin posibilidad de retroceder. Y eso es lo que me ha pasado a mi…

Desde que una de mis grandes aficiones es el salir a correr he participado en diversas carreras populares, respetando el ritmo lógico de una progresión feita con sentidiño. Y así, tirando de memoria, creo que empecé corriendo una San Silvestre, para pasar a disputar varias carreras populares y pruebas de 10 kms, hasta dar el salto a la que, hasta ahora, es mi distancia favorita: el medio maratón y sus adictivos 21,097 metros.

Tras haber corrido esa distancia en varias ocasiones con cierta dignidad, empezó a rondarme por la cabeza la idea de correr la mítica Behobia-San Sebastián, así como probar si era capaz de preparar y acabar un maratón. Y es aquí donde, para mi suerte, entran en danza mis hijos Pati y Carlitos, bautizados por mi hace tiempo como mis fieles. Con ellos he compartido muchos kilómetros de entrenamientos y juntos hemos corrido un montón de carreras, entre ellas varios medio maratones en La Coruña, Madrid y Cádiz, hasta que el año pasado me sorprendieron, primero regalándome la inscripción para la Behobia (prueba que corrimos los tres juntos el pasado mes de noviembre en lo que resultó una experiencia increíble, en la que cumplimos con los rituales de correr los 20 kms, bañito en la Concha-Ondarreta y chuletón); y segundo, como regalo de reyes, con la invitación para correr el próximo 1 de diciembre el Maratón de Valencia. Os podéis imaginar la ilusión que me hacen estos detalles, aunque en ocasiones me asalta el pensamiento de o tomármelos como piropos porque me ven preparado para correr con ellos o si lo que realmente pretenden es acabar conmigo.

Y en estas estamos, con la ilusión de tener un año por delante para preparar un reto tan apasionante, de cuya preparación y resultado me gustaría que quedase constancia, por lo que me he propuesto hacer un seguimiento contando mis experiencias tanto de entrenamientos como de reflexiones, publicando y actualizando este post a modo de diario, con lo que además compaginaré dos de mis principales aficiones, como son correr y escribir.

El título es fácil de explicar: tengo tres nietos maravillosos que me tienen viviendo en una nube permanente -Álex, Dani y Jimena- que el día de la carrera tendrán respectivamente 5, 2 y 1 año, y yo tendré 59 años y estaré a solo cuatro meses de cambiar de década.

Así es que, a quien pueda interesar, estáis invitados a seguir esta locura maravillosa que comienza hoy, y en la que podréis participar colaborando con vuestros comentarios y consejos. Pues no hay tiempo para más, así es que me calzo las zapatillas… ¡y damos el pistoletazo de salida!

23 de febrero de 2024

«No te puedes poner ningún límite, no hay nada imposible» – Usain Bolt, atleta jamaicano.

Tomando como referencia el final de las fiestas navideñas que marca el día de Reyes, la semana siguiente volví a entrenar con la idea inicial de ir soltando lastre (nota del traductor: eliminar el tonelaje acumulado tras unas sucesión delirante de fiestas interminables) e ir creando, sin obsesionarme, unas rutinas en forma de plan de entrenamiento semanal.

La idea inicial, y que he ido cumpliendo en estos ya casi dos primeros meses de preparación, era la de correr tres-cuatro días a la semana, acumulando entre 30 y 45 kms semanales, con la intención de aproximarme a una media de 5 min/km., y con la vista puesta como primer test en el medio maratón #Coruña21 que se celebrará el domingo 25 de este mes.

Y en esas estamos, con el objetivo de correrla bajando de 1:50:00, acercándome lo más posible a 1:45:00, contando con dos hándicaps de última hora: el mal tiempo en forma de temporal de estos últimos días, lo que puede que me impida realizar las últimas sesiones de entrenamiento, y una laconada con sobremesa en la jornada previa.

Pero, como bien dijo un sabio en cierta ocasión, «¡quién tiene miedo habiendo hospitales!!».

26 de febrero de 2024

«De momento solo estoy medio loco: 21.097 metros» – Dicho popular.

Completada una nueva #Coruña21 con la satisfacción de marcar una muesca más en mis zapatillas y de haber cumplido mis objetivos, ya que paré el crono en 1:46:12, corriendo de media el kilómetro a 5:03, contando con que las condiciones climatológicas no me ayudaron al tener como fieles compañeros de viaje lluvia y viento, sobre todo en los últimos 4-5 kilómetros que son los que, en las mayoría de las ocasiones, marcan la delgada línea entra la satisfacción y la decepción.

Pero aquí no valen disculpitas; entre otras cosas, porque uno de los grandes atractivos que supone el salir a correr es que, a ciencia cierta, nunca sabes con que te vas encontrar, ya que no hay dos días iguales. Y a quien le condicione practicar deporte al aire libre el estar pendiente del parte meteorológico, lo más recomendable es que se compre una silla gaming y se dedique a los eSports.

Después del esfuerzo de la carrera, ahora es obligatorio descansar unos días y recuperarme, contando con que toca fin de semana familiar en Pozuelo, donde además de disfrutar de mis nietos, intentaré sacar algún rato para volver a coger ritmo y sensaciones de carrera.

5 de marzo de 2024

«La distancia entre el querer y el poder se acorta con el entrenamiento» – Ciro Procuna, comentarista deportivo mexicano.

Vuelta a la normalidad tras un maravilloso fin de semana familiar en Pozuelo, en el que tuve tiempo para jugar, achuchar y malcriar a mis tres nietecitos, así como para compartir con mis hijos varios de mis placeres mundanos predilectos, como son la buena mesa y la tertulia nocturna sin hora de retirada descorchando botellas de (buen) vino.

Y, como final de fiesta, el lunes a primera hora me calcé las zapatillas y me fui a entrenar a uno de mis lugares favoritos, como es el Monte del Pilar, un bosque inmenso que está entre las localidades madrileñas de Pozuelo de Alarcón y de Majadahonda, que cuenta con diversas especies de árboles, como pinos, encinas, olmos, álamos, entre los cuales es una delicia correr. Es una zona frecuentada por caminantes, corredores y ciclistas, que cuenta con un montón de rutas para realizar dependiendo del tiempo o del esfuerzo que se le quiera dedicar.

Lógicamente, los fines de semana y en horas punta lo normal es encontrarte con muchos deportistas. Pero, como en esta ocasión tenía el día libre para volver sin prisas a La Coruña, solo diré que un lunes a las 9:30 tuve ese monte increíble a mi completa disposición, lo que aproveché para trotar 10 kilómetros, subiendo y bajando repechos, y haciendo cambios de ritmo adaptándome al terreno, en lo que es sin duda un entrenamiento muy recomendable para romper con la rutina de correr siempre por asfalto.

8 de marzo de 2024

«No puedo imaginarme vivir y no correr» – Paula Radcliffe, atleta británica campeona del mundo de maratón y explusmarquista mundial de la distancia.

En esta fecha en la que se celebra el «Día Internacional de la Mujer» aprovecho para destacar la incorporación progresiva que han tenido las mujeres a sumarse y participar en las carreras populares. Recuerdo que cuando hace ya muchos años empecé a correr, prácticamente no se veía a ninguna corriendo por nuestras calles, y muy pocas se animaban a competir. Y ya no digamos chicas jóvenes, como cuando mi hija Pati se enganchó a calzarse las zapatillas y a salir conmigo a trotar.

Es más, me viene a la memoria una anécdota que ocurrió corriendo hace unos años la Carrera Popular de Cambre, que se celebra todos los años en ese municipio coruñés con motivo de sus fiestas patronales. Como en tantas ocasiones, Pati (no recuerdo cuantos años tenía, pero era muy jovencita) y yo la corrimos juntos; al llegar a la meta nos felicitamos y, como es tradición, nos acercamos al bochinche del campo de la feria a recuperar líquidos tomando unas cervecitas. Tras un rato de cañas y cháchara, nos fuimos a casa a ducharnos, por lo que no fue hasta el día siguiente cuando nos enteramos de que Pati había quedado clasificada como 3ª en su categoría, algo que ni nos habíamos imaginado, siendo ella misma la primera sorprendida, por lo que a día de hoy seguimos bromeando con esa hazaña deportiva.

No quiero quitarle mérito a mi niña, pero lo cierto es que ese día en Cambre corrieron muy pocas chicas, que es precisamente lo que quiero destacar y resaltar, ya que hoy en día sí que se ven, tanto entrenando como participando en carreras, a muchísimas mujeres de todas las edades, en una prueba más de que salir a correr es una de las prácticas deportivas más igualitarias, ya que uno compite contra sí mismo, sin condicionantes ni de edad ni de sexo ni ningún otro.

En un día como este también es obligatorio recordar a Kathrine Swizer, atleta estadounidense que se convirtió el 19 de abril de 1967 en la primera mujer en completar un maratón con dorsal y, por lo tanto, con registro oficial. Y es que en esa época las mujeres no tenían permitido participar en carreras de esa distancia, por lo que Kathrine se registró como K.V. Swizer para burlar las trabas de la organización e inscribirse en el Maratón de Boston con el mítico dorsal 261. Durante la carrera, y tras ser descubierta, el codirector de la misma intentó expulsarla de la prueba a la fuerza al grito de «¡sal de mi carrera y devuélveme el dorsal!», impidiéndoselo Tom Miller, jugador de fútbol americano y novio de la atleta.

Las imágenes de dicho momento forman parte, por un lado de la historia negra del atletismo, y por otro sirvió para convertir a Kathrine en un icono de la lucha por la igualdad en el deporte, tarea a la que se ha dedicado a lo largo de su vida, consiguiendo, entre otros logros, que el COI incluyera la maratón femenina en el programa olímpico de los JJ.OO. de Los Ángeles 1984.

Sirvan, tanto la anécdota doméstica como la historia con repercusión mundial, como mi pequeño homenaje a todas esas mujeres que, cada una en la medida de sus posibilidades, lucharon contra los estereotipos para no renunciar a practicar el deporte que les gustaba.

10 de marzo de 2024

“Míster, yo no corro, que correr es de cobardes” – Rogelio, futbolista sevillano del Betis en la década de los 60 y 70*

Esta semana sumé otros 40 kms a mi entrenamiento, repartidos en cuatro días: lunes 10, jueves 8, sábado 15 y domingo 7. Habitualmente, me gusta más realizar el sábado la carrera suave y dejar para el domingo la tirada larga. Pero en esta ocasión cambié el orden, porque este domingo tenía una cita obligada en el Mercado das Nubes, un evento que se celebra trimestralmente en el Mercado coruñés de San Agustín (por cierto, un edificio precioso con un gran valor arquitectónico y que creo que es un gran desconocido para muchos coruñeses), y en el que cerca de 60 emprendedores y pequeños productores locales y de la comarca dan a conocer sus creaciones, en un ambiente en el que se conviven la gastronomía, la moda, los complementos, el arte, la música…

con Fer, fundador de The Cobardes

Y digo que es una cita obligada porque, además de por motivos familiares, en uno de esos puestos se instala The Cobardes, una marca de ropa especializada en running que merece la pena conocer. The Cobardes, cuyo nombre proviene por supuesto de la tan manida frase “correr es de cobardes”, nació en el año 2021 y tiene su sede en La Coruña; tal y como me contó Fernando del Corral, uno de los fundadores de la firma, la idea inicial – y que sigue vigente en el espíritu de la empresa – era la de buscar algo distinto a lo que ofrecen las muchas marcas que coexisten en el mercado, tanto en lo referente al diseño como a la calidad. Y es que como manifiestan en su web “únicamente queremos mostrar lo que hacemos, dar otra opción a lo que ya existe, mostrar que hay otros caminos, diferentes y quizás más atractivos”.

Al final se decidieron por fabricar una línea de camisetas con algodón orgánico 100% y con un diseño muy original, por lo que ofrecen un producto muy atractivo para el corredor que busca algo diferente y en el que prima la máxima calidad para conseguir la mayor comodidad. Y es que a correr no se puede salir de cualquier manera, ya que como ellos mismos confiesan “dedicamos el mismo tiempo en escoger una camiseta para correr, que una camisa para cenar”. Y esa tiene que ser la actitud; y es más, como lema, me encanta. Así es que, desde aquí y hasta Valencia, espero contar con la ayuda de Fer y sus cobardes, tanto con la utilización de sus prendas como seguro que aprendiendo de sus sabios consejos.

Los que habéis llegado hasta aquí leyendo este post seguro que estáis ansiosos por saber más sobre The Cobardes y conocer sus creaciones, por lo que nada mejor que los conozcáis a través de su página web www.thecobardes.com y de su cuenta en Instagram @thecobardes

*La frase “correr es de cobardes” está asociada al atletismo, aunque su creador fue Rogelio, futbolista del Betis en la década de lo 60 y 70, un digno representante de la escuela sevillista, formada por futbolistas caracterizados por ser finos estilistas poco dados al esfuerzo físico. Y es que, en cierta ocasión y ante un partido de máxima exigencia, el entrenador del Betis Ferenc Szusza le suplicó a su delantero: “Rogelio, corra usted hoy, por favor”, a lo que el genial futbolista bético le contestó con otra genialidad que paso a la historia del deporte: “míster, yo no corro, que correr es de cobardes”.

12 de marzo de 2024

«¡Nenikékamen! (¡hemos vencido!)» – Filípides, hemeródromo de la Antigua Grecia y primer maratoniano de la historia.

A nadie se le escapa que un maratón es un prueba deportiva mítica, por lo que es obligatorio escribir una reseña sobre el origen de esta carrera. Como estamos relatando algo que sucedió, aproximadamente, en el año 490 a.C., podéis suponer que hay un sinfín de versiones sobre la hazaña que, eso sí es seguro, protagonizó Filípides.

Lo que también es cierto, es que casi todo lo que sabemos que sucedió en aquellos años se lo debemos al historiador y geógrafo griego Herodoto, conocido como «el historiador viajero» y bautizado años más tarde por Cicerón como «el padre de la Historia». Una parte muy importante de su obra está dedicada al relato de las Guerras Médicas, que fueron una sucesión de conflictos bélicos entre el imperio persa y las ciudades-estado de la Antigua Grecia, como eran Atenas y Esparta, a lo largo del siglo V a.C.. Una de las batallas más épicas de esas Guerra tuvo lugar en la ciudad griega de Maratón, donde el ejército heleno derrotó contra pronóstico a los persas, lo que motivó que enviasen a Filípides, uno de los más destacados corredores-mensajeros griegos de la época, hasta Atenas para comunicar la inesperada victoria. Nuestro hemeródromo cumplió con su cometido, llegó exhausto hasta su destino, pudiendo solo gritar «¡Nenikékamen!» antes de caer desplomado, después de recorrer los 42.195 metros que separaban las dos ciudades.

Esta versión que acabo de relatar es la que, con el paso del tiempo, se ha ido asentando en el imaginario popular; por eso, y aunque los estudiosos de la obra de Herodoto matizan, documentan y amplían lo que sucedió alrededor de esa batalla, creo que, como simple aspirante a maratoniano que soy, me quedo con esa versión, y dejo para los eruditos el estudio más profundo y sesudo del tema.

Ahora, tras recordar la hazaña de Filípides, todavía tengo más motivación para preparar este maratón, con la ilusión puesta en ser capaz de llegar a Valencia con los deberes hechos, para atravesar la meta situada en la pasarela sobre el agua en la Ciudad de las Artes y las Ciencias gritando «¡Nenikékamen… carallo!!!».

17 de marzo de 2024

“La grandeza del maratón es que te hace conocerte a ti mismo” – Martín Fiz, maratoniano, campeón europeo y mundial.

Otra semana de entrenamientos cargando el depósito con otros 50 kms: martes 13, jueves 14, sábado 6 y domingo 17. Maravillosos los 13 de martes porque los corrí en compañía de mi hija Pati que estaba en la ciudad por motivos profesionales; el jueves carrera nocturna con un par de cuestas y cambios de ritmo; el sábado carrerita corta a ritmo alegre; y el domingo la tirada larga para redondear el objetivo semanal, a mejor ritmo del que esperaba, y con el aliciente añadido de acabar el entreno con un baño en la playa de Riazor.

Tras estos 50 kms, se vienen unos días más tranquilos para recuperar fuerzas y asimilar estas jornadas de entrenamiento de cierta intensidad, con el objetivo de disfrutar el próximo sábado de la Carrera nocturna de la Torre de Hércules, que se diputará a partir de las 20h, con el encanto de que la meta está situada al pie del legendario faro romano iluminado.

Y es como bien dice Martín Fiz “el entrenamiento hay que hacerlo con cabeza”, insistiendo en que “cuando se intenta correr al límite puedes mejorar, pero también puedes caer lesionado”. Y al gran atleta vitoriano siempre hay que hacerle caso. Martín es el primus inter pares entre los grandes maratonianos españoles, al poder presumir de ser Campeón de Europa y del Mundo, quedándole únicamente la espinita de no haber conseguido una medalla olímpica (4º en Atlanta 1996 y 6º en Sidney 2000). Además tiene el honor de haber sido el primer atleta del mundo en ganar los Six Mayors en la categoría máster (entre 2015 y 2018 ganó, en su categoría y por este orden, los maratones de Nueva York, Tokio, Boston, Berlín, Chicago y Londres).

con Martín Fiz en mayo de 2017

Puedo decir que tuve la suerte de conocerlo y de intercambiar unas palabras con él. Fue con ocasión de la final de la Copa del Rey de fútbol disputada en el Vicente Calderón en mayo de 2017, entre el Barça y el Alavés. Para los culés era un partido muy emotivo, ya que, a la posibilidad de sumar un nuevo título, se añadía que era la despedida de Luis Enrique del banquillo. Y allí había que estar. El partido finalizó con la victoria del FC Barcelona por 3-1 y, al finalizar y tras la ceremonia de entrega de trofeos, me crucé con Martín Fiz, seguidor del glorioso, saliendo del palco. Un corredor aficionado como yo no podía dejar escapar la ocasión de acercarme a saludarle, charlar unos minutos y tener la fortuna de recibir una lección. Y es que su equipo acababa de perder la final, pero Martín estaba contento porque, según me confesó, “disputar un título siempre es un motivo de orgullo; pero así es el deporte, unas veces se gana y otras se pierde. Hoy toca felicitar al rival porque ha sido mejor y seguir peleando para volver a intentarlo”. Sin duda, los atletas están hechos de otra pasta, y seguro que en otros deportes, especialmente el fútbol y los futboleros, tendrían que aprender esta lección de deportividad y de fair play de un insigne campeón.

21 de marzo de 2024

“El paraíso no está hecho para los héroes, sino para los que saben sufrir y son pacientes” – Marcel Proust, escritor, novelista y crítico francés.

Y estaréis pensando, ¿qué pinta un escritor como Marcel Proust en un post sobre el maratón como este? Pues pinta, ¡y mucho! Si bien es cierto que, repasando la biografía del escritor francés, se puede afirmar que jamás mostró ningún interés por el deporte, no lo es menos que de su pensamiento y de su obra literaria sí que pueden extraerse muchas citas que encajan perfectamente en nuestra locura maratoniana.

Su obra cumbre es ‘En busca del tiempo perdido’, un vasto ciclo novelesco formado por siete libros y más de 2.500 páginas (¿se os ocurre un esfuerzo más parecido a entrenar y correr 42 kilómetros?), escrito, según los críticos, con un prosa “morosa y laberíntica”, y que es considerada como una de las obras maestras escritas en el siglo XX. Además de las citas que voy a detallar a continuación, no me digáis que términos como vasto, moroso o laberíntico no podrían aplicarse para definir una prueba como es el maratón, utilizándolos como sinónimos, por ejemplo, de inmenso, pausado o intrincado.

Cinco citas de Proust especiales para maratonianos:

. La vida es demasiado corta para perder el tiempo en cosas que no nos llenan de felicidad.

. No se puede encontrar la felicidad en la comodidad, solo en la superación de los desafíos.

. La única forma de superar nuestros miedos es enfrentándolos de frente.

. Nunca es tarde para empezar de nuevo y perseguir nuestros sueños.

. La verdadera sabiduría se encuentra en la aceptación de nuestras limitaciones y en la búsqueda constante de la mejora personal.

¿Qué me decís, corredores? Ya sé que no son frases tan happy como las de las tazas de Mr. Wonderful, pero no me digáis que no os sentís identificados con expresiones como nos llenan de felicidad, los desafíos, nuestros miedos, nuestros sueños o la mejora personal.

Como lector, tengo varios títulos en la carpeta de “libros pendientes de leer”; y uno de ellos es ‘En busca del tiempo perdido’, obra a la que siempre le he tenido mucho respeto, tanto por su extensión como por su complejidad. Pero si en unos meses seré capaz de afrontar un reto, también extenso y complejo, como es un maratón, quién me dice que lo siguiente no será aparcar temporalmente las zapatillas, ponerme cómodo y cambiar las bebidas isotónica por otras más espirituosas, acompañadas con dos cubitos, y dejarme embelesar por el universo proustiano.

24 de marzo de 2024

“Si correr es tan sano, ¿por qué en todas las carreras hay una ambulancia?” – Dicho popular.

Al acabar los entrenamientos de la semana pasada pensaba, y así lo anuncié, que estos siete días iba a dedicarlos a descansar y a que mi cuerpo asimilase los esfuerzos de los días anteriores. Pero no hay verdad más verdadera que la del dicho la cabra siempre tira al monte; y así, al final me vine arriba y acabé llenando el depósito con otros 40 kms repartidos en cuatro sesiones (martes 10, jueves 11, sábado 7 y domingo 12).

Sin duda la cita importante de la semana era la participación el sábado en la Carrera noctura de la Torre de Hércules, que marca el inicio del circuito de carreras populares Coruña Corre, formado por una serie de siete pruebas que recorrerán a lo largo del año otros tantos barrios coruñeses. Entre otros, el principal aliciente de esta carrera es que es la única que se celebra de noche y que la meta está situada al pie del faro iluminado, que este año conmemora ya el 15º aniversario desde su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad. La carrera contó con una gran participación de más de 2.500 atletas, repartidos en diversas categorías, y se completó con una andaina para aquellos que, teniendo espíritu deportivo, todavía no se han decidido a correr.

Llegados a este punto seguro que alguno os estaréis preguntando, ¿y que relación tiene la cita que encabeza esta entrada con lo que os estoy contando? Pues me explico. Cuando llegué a casa después de la prueba y vi la foto con la que ilustro este post, me dió la risa porque aparezco yo en primer plano con la Torre detrás preciosa y majestuosa tan iluminada… y completa el cuadro una ambulancia. Y en ese momento recordé a más de un graciosete (que seguro que todos los corredores tenemos alguno cerca) que en alguna ocasión me formularon la pregunta del inicio.

Por eso voy a aprovechar para plantear una tema muy importante, como es el de la responsabilidad individual del corredor. Como simple corredor aficionado que soy, no me considero capacitado para dar consejos y mucho menos para hablar ex cathedra; simplemente aquí me limito a contar mis experiencias y a plasmar mis reflexiones, y si algún lector se ve identificado o le sirven para incorporarlas a sus entrenamientos, me daré por más que satisfecho.

El salir a correr es, principalmente, una actividad deportiva individual, por lo que en su práctica hay que ser prudente, extremar las precauciones y, sobre todo, conocer y respetar nuestros límites. A todos nos gusta correr más rápido y más kilómetros y ganarle a nuestos colegas, pero ninguno estamos libres de sufrir un percance, ya sea en forma de una torcedura, un resbalón, una caída, un esguince, o ya no digamos algo más serio motivado por un sobreesfuerzo descontrolado, una fatiga o un golpe de calor. Por eso es importante planificar las salidas, ya que no requiere tener la misma diligencia si vamos a salir a correr por la ciudad acompañados y por zonas por las que está pasando gente constantemente que hacerlo en solitario por el monte, un descampado o un paraje aislado, donde sí que es importante ser más previsor (obligatorio llevar el móvil cargado) y más conservador en cuanto a la intensidad del ejercicio físico, para evitar cualquier tipo de susto.

Y es por eso, mis queridos amigos graciosetes, por lo que todas las pruebas cuentan con servicios médicos preventivos, formados por ambulancias y personal sanitario, para atender al instante cualquier indisposición que pueda sufrir algún participante. Salir a correr tiene que ser una actividad física, deportiva y saludable; por supuesto que, como en cualquier deporte, puede haber un accidente o una lesión, pero lo que que hay que evitar a toda costa es que una actividad lúdica acabe en tragedia por la irresponsabilidad del corredor.

Como reza una máxima periodística “no hay mejor noticia que la mala noticia”; lo resalto porque todas las semana se disputan decenas de carreras en las que participan miles de corredores y, lo normal, es que nunca pase nada grave, salvo pequeñas lesiones o ligeras indisposiciones, que se resuelven sin más en esas ambulancias que tanto inquietan a los chistosos. Pero si un día en una de esas decenas de carreras fallece un participante, la noticia luctuosa salta a todos los informativos dándole argumentos a los gurús del todo mal, como cuando ya hace unos años más de un medio de comunicación tituló así una (des)información: “Los médicos avisan a los runners: Estamos enterrando corredores todas las semanas”. Y se quedaron tan panchos.

Pero como al correr nuestro cuerpo, que es muy sabio, genera una sustancia llamada endorfina, conocida como “la hormona de la felicidad” porque está asociada a la aparición de sensaciones emocionales placenteras, voy a hacer gala del conocido buenrollismo de los corredores para terminar estas reflexiones repitiendo la pregunta del comienzo “Si correr es tan sano, ¿por qué en todas las carreras hay una ambulancia?”… y es que, en el fondo, con estas cosas me hacéis reír, cabronazos 😉

28 de marzo de 2024

«También nos alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprenderemos a soportar el sufrimiento» – Romanos 5:3

Estos días de Semana Santa, además de para exaltar el fervor religioso de los creyentes, son una buena época para dedicar algún momento a la reflexión. Una de las virtudes del salir a correr es que, además de las evidentes mejoras físicas que aporta, también ayuda a estar mejor mentalmente y a que, mientras corremos, aprovechemos el tiempo para ordenar nuestras ideas, relativizar los problemas y organizar nuestros proyectos… en suma, a reflexionar mientras sufrimos entrenando.

De ahí la cita bíblica que elegí para encabezar esta reseña, a la que le añado una adaptación -realizada, por supuesto, con todo el respeto del mundo- de los diez mandamientos que tendrá (tendremos) que tener en cuenta todo aquel que se calce las zapatillas con la intención de alcanzar el paraíso que se encuentra tras la línea de meta después de correr 42,195 kms.

Los diez mandamientos del maratoniano:

1.- Amarás los 42.195 metros sobre todas las cosas.

2.- No tomarás el nombre de Filípides en vano.

3.- Santificarás las tiradas largas del domingo.

4.- Honrarás a tu entrenador y a tu fisioterapeuta.

5.- No te doparás.

6.- No atajarás durante la carrera.

7.- No robarás bebidas isotónicas.

8.- No darás falso testimonio sobre tu mejor marca personal ni te la inventarás.

9.- No te saltarás ni el calentamiento ni los estiramientos.

10.- No codiciarás los geles ajenos.

AMÉN.

1 de abril de 2024

“El tiempo no espera a nadie. Aprovecha cada momento” – Virgilio, poeta romano.

Finalizada la Semana Santa, época de vacaciones pero también de reflexión y de recogimiento, es el momento de realizar balance entre intenciones y resultados. En principio, y contando con los cuatro días festivos, confieso que mi intención era la de correr más de 50 kms, repartidos en cuatro días, contando con despedir la semana con una tirada de dos horas para ver cómo respondía la maquinaria. El resultado fue que corrí justo la mitad de lo que tenía previsto: 25 kms en dos salidas (martes 12 y viernes 13). ¿Drama? Ninguno.

A veces lo complicado es poner de acuerdo el tiempo cronológico con el tiempo meteorológico; lingüísticamente parece fácil, porque en nuestro idioma con el mismo vocablo ‘tiempo’ podemos referirnos a ambas acepciones en función del contexto, no como los ingleses que utilizan ‘time’ o ‘weather’ dependiendo de a qué quieran referirse. Y es que como muy bien explicó en una ocasión el sociólogo Amando de Miguel, “tiempo cronológico es el que es y tiempo meteorológico es el que hace”. Así es que mi semana deportiva puede resumirse en este breve galimatías: más tiempo, mal tiempo… o, lo que es lo mismo, buenas intenciones, pobres resultados.

Atención porque he resaltado a propósito lo de mi semana deportiva, porque en otros ámbitos sí que aproveché la presencia de la lluvia, el frío y el viento para entregarme a otros placeres mundanos, como la lectura, la escritura, la música, beber vino o disfrutar de la gastronomía en su doble versión, por un lado la de compartir buena mesa en la mejor compañía, y por otro cazolar en la cocina. Y atizarle bien a las torrijas, como marca la tradición. Todo esto es lo que un aprendiz de maratoniano como yo -y alguien pensará que un poco caradura- incluye en el apartado “entrenamiento invisible”, ya que no hay nada tan cierto como el aforismo latino “mens sana in corpore sano”.

Con esta reflexión que acabo de hacer sobre el tiempo lo que quiero destacar es que los corredores aficionados no podemos convertirnos en esclavos de los entrenamientos, por lo que es importante que tengamos cintura para adaptarnos a las circunstancias. Ya sé que si quiero correr un maratón tengo que ser responsable y prepararlo concienzudamente y que eso va a implicar algún sacrificio; pero no es menos cierto que no podemos obsesionarnos y que es muy importante ensamblar dicha preparación con nuestra vida profesional y familiar. Y no tengo ninguna duda de que conseguir ese encaje será fundamental para conseguir el objetivo final.

Por eso no quiero finalizar esta reseña sin repetir la cita que la encabeza, pero recurriendo al lenguaje original en la que fue enunciada:

TEMPUS FUGIT, CARPE DIEM… ¡enorme, Virgilio!

5 de abril de 2024

«La voluntad de ganar no significa nada sin la voluntad de prepararse» – Juma Ikangaa, atleta tanzano ganador del Maratón de Nueva York en 1989.

salida del Maratón de Nueva York

MÁSTER ACELERADO PARA CONVERTIRSE EN MARATONIANO

PROGRAMA ACADÉMICO: CURSO COMPLETO EN CUATRO TRIMESTRES

  • PRIMER TRIMESTRE:

    1.- Orígenes del maratón

    2.- El maratoniano, ¿nace o se hace?

    3.- Filípides: contigo empezó todo

    4.- El primer maratón es como el primer amor: nunca se olvida

    5.- Las series I: ¿por qué?

    6.- Introducción al ‘fartlek

  • SEGUNDO TRIMESTRE:

    1.- Cómo saber si puedo convertirme en maratoniano

    2.- Los ‘Six Majors’: dónde y cuándo

    3.- El podólogo: ese gran desconocido

    4.- Los geles y las bebidas isotónicas: manías y supersticiones

    5.- Las series II: ¿para qué?

6.- La zapatilla perfecta existe: teoría y prueba de campo

  • TERCER TRIMESTRE:

    1.- El sexo como complemento en la preparación de un maratón (*)

    2.- A 42.195 metros de la felicidad: testimonios

    3.- Selección de citas motivadoras (regalo de mug de Mr. Wonderful)

    4.- La camilla del fisioterapeuta: entre potro de tortura y objeto de culto

    5.- Las series III: ¿cómo?

    6.- El Maratón de Nueva York: ¿mito o realidad?

  • CUARTO TRIMESTRE:

    1.- La ‘hormona de la felicidad’: a más kilómetros, más endorfinas

    2.- Leyendas sobre ‘El Muro’ y el kilómetro 33

    3.- Los antiinflamatorios son tus amigos: presentación de cremas y grageas

    4.- Zátopek: el maratoniano aventajado

    5..- Las series IV: conclusiones finales

    6.- El finisher: una filosofía de vida

(*) De esta asignatura se impartirá solo la clase teórica; la práctica la realizará cada alumno en su casa.

A la finalización del curso, mesa redonda con la participación de ponentes y alumnos sobre:

LA VIDA SON ESOS MOMENTOS QUE PASAN MIENTRAS PREPARAS UN MARATÓN”

Tras la cual se entregará a cada participante un certificado de aptitud, un botiquín del corredor completo (antiinflamatorios, crema solar, pezoneras, cortauñas, apósitos, spray efecto hielo), una visera, un plátano y un calendario con fechas y lugares donde se correrán los principales maratones de la temporada.

8 de abril de 2024

«Odié cada minuto de entrenamiento, pero me dije: No abandones, entrena ahora y sé un campeón por el resto de tu vida» – Muhammad Ali, boxeador estadounidense.

Primera semana grande de entrenamientos en la que claramente he podido comprobar como el trabajo va dando sus frutos, sumando 63 kilómetros más (así a ojo, mi récord personal), que remató el domingo con un test de dos horas con un resultado más que satisfactorio. Los 63 kilómetros estuvieron repartidos en cuatro sesiones: lunes 12, miércoles 16, viernes 12 y domingo 23. Las salidas de lunes y viernes fueron prácticamente clavadas en cuanto a recorrido, horario y tiempo realizado. Con las del miércoles y domingo voy a detenerme un poco más y a continuación cuento el porqué.

El miércoles 3 cumplí 59 años, con lo que aquí está la prueba de una de las partes del título del post, ya que llegaré a Valencia con esta edad, a solo cuatro meses de celebrar el cambio de década. Desde hace años tengo la sana costumbre de, además de gustarme recibir felicitaciones y regalos de familiares y amigos en un día como este, autorregalarme algo (normalmente un libro). Pues en esta ocasión me hice dos: primero, el libro ‘Novela de ajedrez’ de Stefan Zweig y después por la tarde una carrera por uno de mis recorridos favoritos. En relación al libro, destacar que Zweig es uno de mis escritores de referencia y, aunque sospecho que el deporte le importaba lo mismo que a Marcel Proust, seguro que su obra me resultará de inspiración para escribir alguna reseña maratoniana.

Por lo que respeta a la carrera, aproveché el cambio horario para correr por la tarde-noche un recorrido que es aconsejable hacerlo con luz, como es salida desde la playa de Riazor hasta la cala de Bens y vuelta al punto de partida. Saliendo de la playa, se coge hacia el Millenium, se sube al Monte de San Pedro y se baja siguiendo el paseo hasta el desvío que va hacia el Portiño. Este tramo puede hacerse de noche porque está iluminado; pero llegados a ese punto, donde es conveniente extremar las precauciones ya que carece de iluminación, nos desviamos hacia la EDAR de Bens donde se depuran las aguas residuales de A Coruña y su área metropolitana, para enlazar con una pista de tierra, con repechos, toboganes, rompepiernas y terreno desigual, que nos lleva hasta la cala de Bens, donde nuestro reloj nos indicará que hemos alcanzado el kilómetro siete. Como este recorrido no es circular, sino de ida y vuelta, no hay posibilidad de atajar, por lo que tendremos que desandar lo andado, para volver a Riazor y completar una ruta increíble de 14 kms, acompañados en todo momento por el mar. Llegados a ese punto, ese día me encontraba en tal momento de euforia que decidí seguir hasta la fuente de los surfistas y volver, por lo que acabé corriendo 16 kms que, como regalo de cumple, no estuvo nada mal. Confieso que tanto esfuerzo tenía trampa, porque sabía que la recompensa me esperaba al volver a casa, en forma de buen vino, buen jamón y la mejor compañía.

Tras ese carrerón y los 12 kms que me metí el viernes, llegué al domingo con ganas de comprobar, por un lado, si estaba preparado para correr dos horas seguidas y, por otro, qué distancia sería capaz de recorrer en ese tiempo. Y, viendo las marcas que conseguí y las sensaciones que tuve, solo puedo decir que me quedé muy contento.

Y digo que ese día quería hacer una prueba más de tiempo que de distancia porque un maratón es un prueba de máxima exigencia, tanto desde el punto de vista físico como mental. Siendo cauto y realista, lo normal es que si consigo acabarlo, será tras haber corrido sobre cuatro horas (seguro que mi hija Pati al leer esto me dirá “máster, seguro que lo hacemos en menos”), por lo que hay que entrenar también la cabeciña para aguantar psicológicamente tanto tiempo. Y es que a lo largo de cuatro horas un corredor se enfrenta a muchas situaciones, la mayoría desconocidas por ser la primera vez, por lo que es importante tener la mente entrenada y lo más despejada posible para afrontarlas y tomar las decisiones correctas.

Recuerdo que cuando corrí mi primer medio maratón, ya hace más de once años, entre el kilómetro 16 y 17 empecé a recibir un bombardeo de mensajes negativos que estuvieron a punto de hacerme abandonar la prueba. Durante unos cinco minutos interminables, retumbaron en mi cabeza avisos del estilo de “¿pero qué carallo estás haciendo?”, “¿qué necesidad tienes de pasar por esto?”, “¿qué quieres demostrar?”, “anda y pasa pa’casa”… Para superar esos momentos de dudas hay que apretar los dientes y tirar de amor propio, porque lo que vino a continuación compensa con creces el sufrimiento y las dudas, ya que recuerdo que fueron tres kilómetros increíbles de subidón hasta cruzar la meta. Y ese día aprendí una lección: qué difícil es enfrentarse a lo desconocido.

Por eso haber corrido este domingo dos horas, recorriendo algo más de 23 kms, con un ritmo de 5:13/km, me dejó muy satisfecho y con la sensación de que voy por el buen camino; aunque mentiría si no reconociese que también al acabar la tirada, y mientras me daba un baño reparador en la playa de Riazor, me asaltó el pensamiento de “neno, todavía te falta de carallo para correr en Valencia” 😉

Después de esta semana de acumular kilómetros, supongo que la que viene será más tranquila, realizando alguna salida suave y priorizando que mi cuerpo asimile el trabajo realizado.

11 de abril de 2024

“El maratón no es un deporte para todo el mundo. Ocurre lo mismo con el oficio de escritor, que tampoco es para todo el mundo” – Haruki Murakami, escritor y maratoniano japonés.

Tanto si te gusta leer como correr, es obligatorio tener siempre presente al gran Murakami y, en el caso concreo que nos ocupa, es muy recomendable tener siempre a mano su libro “De qué hablo cuando hablo de correr”, en el que a lo largo de sus 230 páginas vamos descubriendo como para Murakami la convivencia entre escribir y correr se fueron convirtiendo en una actitud vital. En este libro el escritor y corredor japonés, partiendo de cómo cambió su vida la decisión de apostar por vivir de la literatura, nos cuenta su pasión por correr, y como sus entrenamientos diarios y sus carreras de larga distancia por todo el mundo influyeron en su vida y en su obra.

Para poner en contexto la cita que encabeza esta entrada, reproduzco el párrafo en el que está incluida, entre las páginas 64-65 del libro citado anteriormente:

“Por eso nunca he recomendado a nadie de mi entorno que corra. En mi opinión, hay que evitar en la medida de lo posible decir cosas como: «Correr es algo estupendo. ¡Corramos juntos!». Si una persona tiene interés en correr largas distancias, en algún momento se pondrá a correr por su propia cuenta aunque no se le diga nada; y, si no tiene interés, de nada servirá que se lo recomendemos fervientemente. El maratón no es un deporte para todo el mundo. Ocurre lo mismo con el oficio de escritor, que tampoco es para todo el mundo. Yo no me hice novelista porque alguien me lo pidiera o me lo recomendara (en todo caso, intentaron disuadirme). Me hice novelista por iniciativa propia. Del mismo modo, uno no se hace corredor porque alguien se lo recomiende. En esencia, uno se hace corredor sin más”.

Pues ante estas sabias palabras del maestro, poco o nada tiene que aportar un simple aprendiz de maratoniano y de escritor como yo. Y es que a veces somos tan osados que nos empeñamos en recomendar actividades que nos resultan muy placenteras a gente que seguro que les parecen un horror. Se puede aconsejar a alguien cercano que lea un libro, que visite una ciudad, que reserve en un restaurante, que pruebe un vino o que haga deporte. Pero, si lo piensas bien, lo que es absurdo es darle la matraca a cualquier persona para que se embarque en esta chifladura de correr un maratón, con el agravante de que, si consigues convencerla, puedes acabar destrozándole la vida.

Otra cosa es que algún interesado se acerque a ti y te pida consejo, te diga que quiere probar, o ya no digamos si, después de leerme, me dijese que ha descubierto un nuevo aliciente en su vida, como es salir a correr. Por supuesto que me sentiría muy orgulloso y trataría de ayudarle compartiendo mis experiencias, para que aprenda de algunas buenas decisiones y evite mis muchas meteduras de pata.

Por motivos de salud y de aprovechar el tiempo de ocio con hábitos saludable, siempre es bueno recomendar que se practique deporte o que se haga vida al aire libre. Ahora bien, los límites a cualquier actividad física se los tiene que marcar el propio interesado, atendiendo a sus antecedentes y a su preparación previa, y utilizando algo que nunca falla, como es el sentidiño.

En definitiva, que después de la chapa que me acabo de largar, lo mejor es hacerle caso a Murakami, quedarnos con que “uno se hace corredor sin más” y dejarnos de caralladas.

15 de abril de 2024

“El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes” – Arrigo Sacchi, entrenador de fútbol italiano.

Después de la zurra de la semana pasada, tocaba tomarse esta con más calma; y fue un poco lo que hice, descansando lunes y martes, sumando de todos modos 35 kms, repartidos en tres salidas: miércoles 14, sábado 7 y domingo 14.

Esta semana además contaba con otro condicionante, como era el regreso de la Champions League, lo que, para un futbolero como yo, es una cita obligatoria, ante la que hay que organizar y cuadrar compromisos, horarios, entrenamientos y hasta el menú de la cena. Y así el martes tocaba descansar y ver fútbol, pero el miércoles el cuerpo estaba inquieto y me pedía salir a correr como forma de relajarme para estar preparado a las 21h para ver al Barça en el Parque de los Príncipes ante el PSG con un buen picoteo y un mejor vino. Además el resultado acompañó (2-3), por lo que resultó una jornada redonda.

Completé la semana con una carrera el sábado corta pero rápida y otra el domingo de una distancia media a buen ritmo, acabando ambas con el baño correspondiente en la playa de Riazor.

Estos días volví a confirmar que si existe un himno motivador ese es el de la Champions League, por lo que no me extrañaría que, sin proponérmelo, lo canturree durante los últimos metros antes de atravesar la línea de meta en Valencia… The Champiooooooons!!!!!!!!

22 de abril de 2024

«El fútbol me recuerda viejos e intensos amores, porque en ningún otro lugar como en el estadio se puede querer u odiar tanto a alguien» – Françoise Sagan, escritora francesa.

Semana con buen tiempo que animaba a salir a hacer deporte, a pasear, a terracear y a realizar actividades al aire libre. Por eso la aproveché para correr cuatro días combinándolos con ejercicios de fuerza, realizados en la finca familiar que tenemos en la parroquia de Brexo-lema, situada a 15 minutos de La Coruña, a donde fui varias tardes a cortar la hierba, podar, limpiar, desbrozar… en lo que viene siendo un gran gimnasio en el medio de la naturaleza.

Por lo que respecta a los entrenamientos, en los cuatro días que mencionaba al principio de la reseña, conseguí correr 45 km, entre martes 15, viernes 15, sábado 7 y domingo 8. En los dos primeros repetí recorrido, corriendo por uno de mis lugares favoritos, como es el entorno del río Mero y el pantano de Cecebre, alternando recorrido por pistas de tierra con el asfalto. Y los dos últimos por el paseo marítimo coruñés, a buen ritmo, sobre todo el domingo, cuando el cronómetro me marcó que había corrido a una media de 4:54/km.

Esta semana, como la anterior, también estaba condicionada por otra de mis pasiones, como es el fútbol, y de ahí la cita que encabeza esta entrada. Pero a la vista de los resultados, tanto en la Champions como en LaLiga, prefiero pasar de puntillas y quedarme con la parte positiva: mi equipo, el Barça, ya no tiene opciones de ganar ningún título, por lo que podré centrarme en mis carreritas y estar predispuesto para hacer kilómetros y generar endorfinas para sobrellevar las decepciones futboleras.

Relacionando atletismo y fútbol, termino con un apunte sobre un asuntito al que seguramente volveré a referirme: si el gran problema del atletismo es el doping, entendido literalmente como el consumo de sustancias prohibidas con el único fin de mejorar artificialmente el rendimiento deportivo, no es menos cierto que en otros deportes, y en concreto el fútbol, el problema va más allá, pudiéndose hablar no solo de doping en la actividad física, sino también de doping a nivel institucional, estructural, arbitral y financiero… pero ese en un charco en el que ahora mismo no me apetece chapotear. Chispún.

23 de abril de 2024

“Prepararte para un maratón y correrlo es como escribir una novela y publicarla: llegar a la meta, no importa el tiempo que tardes en recorrerla” – Haruki Murakami, escritor y maratoniano japonés.

Hoy se celebra El Día del Libro, por lo que habrá que organizarse para dedicar un rato a la lectura; y también voy a aprovechar para, tras revolver en mi biblioteca, dejar por aquí un par de recomendaciones literarias relacionadas con el atletismo, y así compaginar dos de mis grandes aficiones como son correr y leer.

Como no podía ser de otra forma, el primer libro es De qué hablo cuando hablo de correr (Tusquets Editores, 2010) del escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949), al que ya me he referido en la entrada del pasado día 11 de abril, y que tiene que ser el libro de cabecera de todo corredor. En el año 1982 Murakami, que hasta ese momento se había dedicado a los más variados oficios, tomó la decisión de dedicarse en exclusiva a la literatura y, al mismo tiempo, comenzó a correr, completando al año siguiente su primer maratón.

Después de treinta años, y tras una extensa producción literaria y de haber participado en un gran número de carreras de larga distancia en diversas ciudades del mundo, el autor y corredor japonés reflexiona en este libro sobre la influencia que el deporte ha tenido en su vida, tanto en el aspecto personal como en el profesional. Gran aficionado a la música, el lector también podrá encontrar a través de 230 apasionantes páginas recomendaciones musicales tan dispares como Rolling Stones, Carla Thomas, Lovin’ Spoonful, Otis Redding o Eric Clapton.

Este libro es de lectura obligada para todos aquellos que salimos a correr simplemente por el placer que se experimenta acumulando kilómetros en las piernas, y que en muchas ocasiones nos hemos encontrado ante sensaciones o situaciones similares a las que nos relata el autor.

Y es que como dice el maestro Murakami en un párrafo de su novela “prepararte para un maratón y correrlo es como escribir una novela y publicarla: llegar a la meta, no importa el tiempo que tardes en recorrerla”.

El segundo libro se titula simplemente Correr (Editorial Anagrama, 2010). Aquí el escritor francés Jean Echenoz (Orange, 1947) nos relata la vida de Emil Zátopek, atleta checo que fue, probablemente, el mejor fondista de la historia. Entre los méritos del conocido como “la locomotora humana”, destaca su participación en los Juegos Olímpicos de Helsinki en el año 1952, en los que logró las medallas de oro en los 5.000 metros, 10.000 metros y maratón, resultados que ningún otro atleta ha sido capaz de conseguir.

Para Zátopek, convertido en un icono del régimen comunista soviético, correr era lo que le daba sentido a su vida, aunque al mismo tiempo se la acabó arruinando. Dicho régimen, temeroso de que el atleta decidiese escapar aprovechando las numerosas invitaciones que recibía para competir en Europa Occidental y en Estados Unidos, llegó a limitar sus desplazamientos e, incluso, a manipular sus declaraciones.

En solo 140 páginas, Echenoz, considerado en su momento como “la mayor esperanza de las letras francesas”, es capaz de condensar treinta años de la historia de Europa a través de la vida de Zátopek, ya que la novela arranca en el año 1938 con la invasión nazi y finaliza con la primavera de Praga de 1968, con lo que también es un libro muy recomendable para los interesados por la historia.

Pues bien, al mismo tiempo que, en un día como hoy dedicado al libro, recomiendo la lectura de estas dos pequeñas obras de arte, también animo a los lectores a que, entre página y página, se pongan unas zapatillas y, sea la hora que sea y haga el día que haga, salgan a correr. Y es que, aunque ahora alguno no se lo crea, me lo acabarán agradeciendo 😉

29 de abril de 2024

«No puedes poner un límite a nada. Cuanto más sueñas, más lejos llegas» – Michael Phelps, nadador estadounidense y mejor deportista olímpico de la historia.

Semana cambiante en lo climatológico, con cambio brusco del tiempo reflejado en una bajada de temperaturas y en la presencia de lluvia, lo que trae consigo que cueste un poco más tomar la decisión de salir a entrenar. Al final corrí tres días – miércoles 16, sábado 10 y domingo 14 – por lo que llené el depósito con 40 kms más, con lo que me quedé más que satisfecho.

El miércoles, última tarde soleada de la semana, aproveché y volví a disfrutar de la senda del río Mero, esta vez cambiando de dirección, con salida y llegada en el puente de Cela, yendo hasta una zona llamada A Barcala donde di la vuelta, con un recorrido todo por pista de tierra entre árboles y a solo unos metros del cauce del río. El sábado y el domingo aproveché los intervalos entre chaparrón y chaparrón para patear por el paseo marítimo coruñés, saliendo desde la playa de Riazor, corriendo en un sentido hasta el Milenium y en el otro hasta la Torre de Hércules, todo ello por un carril exclusivo para corredores que es la envidia de muchos runners forasteros. Esta vez estas dos carreritas no acabaron con baño playero porque un viento norte refrescó el ambiente… bueno, o esa es la disculpa que me puse para ocultar la cruda realidad: que me estoy haciendo mayor.

Al comienzo de la reseña manifiesto una realidad – tampoco es una queja, ni mucho menos – como es que el buen tiempo anima a salir y a realizar actividades al aire libre, como puede ser desde ir de paseo o tomar el aperitivo en una terraza hasta calzarse las zapatillas con más animo para reventar el cronómetro. Pero siendo eso cierto, voy a aprovechar para dar un giro de guion y resaltar la importancia que tiene salir a entrenar cuando el tiempo no acompaña.

Siempre digo que es muy importante pasar por la vida con los ojos bien abiertos y con las orejitas bien orientadas, para estar atentos porque nunca sabes en qué momento ni de quien puedes aprender algo o recibir una lección. Y es que ¿sabéis lo que es el entrenamiento doble? Algunos lo sabréis y otros listillos lo deduciréis. Resumiéndolo mucho, entrenamiento doble es la jornada que uno dedica a entrenar y sus rivales no. Lo que parece una perogrullada, lo aprendí un día leyendo una entrevista con Michael Phelps, el nadador estadounidense que nos regala la cita de hoy, en la que contaba que él entrenaba todos los días del año, incluidos domingos, festivos y, resaltaba, incluso el Día de Acción de Gracias. Aseguraba que eso no lo hacían la mayoría de sus competidores, por lo que les daba a esos entrenos la categoría de dobles: por una parte, lo que sumaba él y, por otra, lo que no hacía el resto.

Una aclaración sobre la cita del deportista más condecorado en la historia de los Juegos Olímpicos: cuando habla de soñar no creo que se refiera a que nos pasemos el día abollados en el sofá, que os conozco y al final cada uno interpreta las cosas a su conveniencia. Por supuesto que hay que dormir bien, descansar mucho y soñar con alcanzar nuestras metas y nuestros anhelos, aunque sin duda el mejor método para conseguirlo es, como hacía Phelps, entrenar, entrenar y entrenar.

1 de mayo de 2024

“Mide el éxito en la vida por el esfuerzo y haciendo lo mejor que puedas, entonces siempre está en tus manos tener éxito y estar orgulloso de ti mismo» – Steve Peters, psiquiatra inglés especializado en el ámbito deportivo.

Resumen del mes de abril.

Finalizado el mes de abril es tiempo de recopilar datos y analizar el trabajo realizado. Tras un primer vistazo, no puedo estar más contento con el volumen de entrenamiento, ya que considero que me puede servir como guía para los próximos meses: he salido a correr 14 días de los 30 que tenía el mes, y, así como el dato de la media diaria me parece irrelevante, sí que me interesa comprobar que estoy corriendo 44 kilómetros a la semana hasta sumar casi 180 al mes. Y este resumen mensual deberá ser el referente que tenga para sumar y progresar tanto en la cantidad como en la calidad de los rodajes.

De todas formas, no sé si este mes de mayo que comienza igualaré los registros del mes anterior, porque creo que lo tendré un poco complicado. Hoy, día festivo en el que se celebra el Día del Trabajador, era una buena ocasión para aprovechar y salir a correr por la mañana; pero tengo una pequeña herida en un dedo de un pie que me roza con la uña y creo que es más prudente estarme quietecito. A mayores, el jueves por la tarde nos vamos a Pozuelo a ejercer de abuelos hasta el lunes, con lo que supongo que no tendré ocasión para calzarme las zapatillas y desaparecer una horita. Así como me fastidia no poder correr por la molestia en un dedo, no hacerlo por disfrutar unos días de mis pequerrechiños no me importa nada. Y es que la condición de ser abuelo no puede compararse con nada… supongo que ni con la de llegar a ser un finisher.

Así es que dedicaré este primero de mayo a descansar, y eso que siempre he dicho que celebrar el Día del Trabajador rascándola, es un oxímoron de manual; vamos, lo mismo que ayunar en el día de la alimentación, pasar en silencio el día de la música o no levantarte del sofá el día del deporte. Y es que nada tan cierto como que una cosa es predicar y otra dar trigo.

7 de mayo de 2024

«Es mejor hacer menos de lo que esperabas que no hacer nada» – James Clear, escritor, consultor y conferenciante estadounidense.

Se confirmó lo que ya sospechaba la semana pasada y estos días no he sumado muchos kilómetros. Pero, a cambio, he llenado el depósito de alegría desbordante, de sonrisas inocentes y de ternura infantil, todo ello como consecuencia de los cuatro días deliciosos que he pasado en Pozuelo cuidando y disfrutando de mis nietos mayores, Álex y Dani.

Aunque, bueno, pensándolo bien, creo que las carreras que me he pegado viernes, sábado y domingo por parques y jardines utilizando como liebres a mis dos pequerrechiños bien podrían encuadrarse como fartlek (término sueco traducido como «juego de velocidad»), sistema de entrenamiento enfocado a mejorar tanto la velocidad como la resistencia, a base de intervalos, alternando cambios de ritmo con distancias variadas por terreno preferentemente irregular y cambiante. Pues sí, ya no tengo ninguna duda: después de escribirlo y de repasarlo releyéndolo en voz alta, está claro que estos días he realizado una mezcla de descanso activo con entrenamiento invisible que seguro que dará sus frutos en mis próximas salidas.

A los corredores que tenéis niños entre año y medio (Dani veinte meses) y cinco años (Álex) no os digo nada porque sabéis perfectamente de lo que os estoy hablando; y a los que no tengáis niños y queráis probar este método revolucionario, os sugiero que se los pidáis prestados a algún pariente, vecino o que os acerquéis a un parque donde seguro que algunos padres estarán encantados en ayudaros a que mejoréis vuestra capacidad aeróbica mientras ellos gozan de dos horas de relax.

El lunes, después de dejar a los peques en el cole, sí que pude aprovechar y entrené una horita corriendo por el Monte del Pilar, lugar al que ya me referí en la entrada del 5 de marzo, en lo que puede considerarse otra modalidad de fartlek, como es correr por el monte, al darse todas las características de este juego de velocidad reseñadas anteriormente.

Al finalizar, duchita, acabar de recoger, preparar las maletas y poner la proa en dirección de vuelta a La Coruña, con parada técnica en Las Rozas Village, un conocido centro comercial formado por cerca de 100 tiendas outlet de marcas prestigiosas, por donde quería dar una vuelta para visitar, entre otras, el expositor de Assics. Lo que ahí sucedió lo detallaré en otra reseña.

12 de mayo de 2023

“Correr duele, pero no correr duele más. Se lo dice un lesionado” – Anónimo.

Confirmada la semana prácticamente de descanso, debido a la herida en la uña. Al final solo he corrido el pasado día 6 por el Monte del Pilar, pero, aunque conté que había hecho fartlek por el bosque, la verdad es que lo dije para hacerme el interesante, porque lo cierto es que no pasó de ser un trote cochinero para autoengañarme, porque las molestias en el dedo seguían. Así es que el lunes visitaré al podólogo con la seguridad de que me dejará nuevo y podré volver a los entrenamientos.

Pero, en positivo, puedo decir que este parón me vino en el mejor momento, ya que este fin de semana los coruñeses estábamos centrados en animar a nuestros equipos para conseguir, primero que el Leyma Basket Coruña ascendiese a la ACB y, segundo, que nuestro querido Deportivo saliese de la penitencia que estuvo cumpliendo estas últimas cuatro temporadas y volviese al fútbol profesional, un lugar que por la ciudad y, sobre todo, por la afición, nunca debió abandonar.

Si a todo esto sumamos que este finde vino Jimena, mi nieta pequeña, solo puedo decir que, a pesar de no haber podido entrenar, no he tenido la sensación de otras veces de perro enjaulado, porque tuve motivos de sobra para disfrutar de estos días, exprimiendo el tiempo con la pequerrechiña, paseando con ella y haciéndole formar parte el domingo de la marea blanquiazul que inundó la ciudad de colorido y de alegría en una jornada mágica de exaltación de deportivismo y de coruñesismo. Al final, seguro que Jimena colaboró cumpliendo con su papel de pequeño talismán.

Así es que aceptaré esta semana de descanso, siendo consciente de que en mayo todavía tengo a cero el contador de kilómetros y que, según salga de la consulta del podólogo, tendré que ponerme las pilas e intentar, con sentidiño, recuperar el tiempo perdido.

14 de mayo de 2024

“El deseo de sanarse ha sido siempre la mitad de la salud” – Séneca, político, filósofo y orador romano.

Visita al podólogo y, una vez más, problema solucionado en poco más de 15 minutos…. y, una vez más, inexplicablemente he retrasado esta visita diez días. En fin, el motivo es porque en mi caso el conocido como síndrome de la bata blanca, ese miedo reverencial asociado al aumento de la tensión arterial cuando te la va tomar un médico, se amplía a más personal sanitario, principalmente a los relacionados con el manejo diestro de ferranchos, como odontólogos y podólogos. Y eso que una de asignaturas del segundo trimestre del «Máster acelerado para convertirte en maratoniano» (reseña del 05/04/2024) está dedicada, precisamente, a esos profesionales que velan por la salud de nuestro pinreles.

Además, sobre Luis López, que es el nombre de mi podólogo de cabecera, solo tengo palabras de agradecimiento porque siempre ha estado presto para atenderme y para solucionar mis problemillas. Por eso voy a recordar como lo conocí ya hace unos cuantos años y como me ganó desde el primer momento: Por una mala decisión en la compra de unas zapatillas, mala decisión motivada por ahorrarme unos cochinos euros, me lesioné en ambos tendones de Aquiles . Tras unos días de reposo sin notar mejoría, acudí a un traumatólogo, de cuyo nombre no quiero acordarme, que, en vez de ejercer su profesión y curarme, se dedicó a echarme la bronca, espetándome, entre otras lindezas: “pero qué pretendes con casi 50 años”, “a quién se le ocurre correr por asfalto”, “todos los que corréis por el paseo marítimo estaréis cojos en unos años”, “pues sigue corriendo y cuando se te rompa un tendón ya te operarás”… en fin, un auténtico despropósito.

Salí de la consulta hecho papilla pensando que, con casi 50 años, estaba ya inútil para practicar deporte, quedándome la opción de practicar el sillón bol viendo partidos y competiciones deportivas por la televisión, atiborrándome de cervezas y patatas fritas. Vamos, que no voy a negar que sea mala opción y que no sea una de mis aficiones, pero siempre combinada con el ejercicio físico.

Y esas estaba hasta que a los pocos días, charlando sobre el tema con un amigo, me comentó que contemplase la opción de consultar con un podólogo. Y no me lo pensé. Contacté con Luis a través de gente cercana que me lo recomendó, y la experiencia no pudo resultar más satisfactoria. Le conté mi problema y, si bien es cierto que entendía los argumentos del traumatólogo (ya sabemos que entre bomberos no se pisan la manguera), en cuanto a la edad, correr por asfalto… me dijo que seguro que íbamos a encontrar una solución. Empezó haciéndome un estudio sobre la pisada y comprobó que no tenía ningún problema, por lo que me recomendó que esperase a no tener dolor y me bajase la inflamación de los tendones, y que después probarse a correr con una zapatillas de máxima amortiguación en la zona de los talones. También me regaló una cuñas para que las utilizase con el calzado a diario, pensando que me aliviarían las molestias.

Y dicho y hecho: descansé, tomé antiinflamatorios, utilicé las cuñas y el dolor acabó desapareciendo. A continuación me compré unas zapatillas con las características que me había recomendado… ¡y hasta hoy! Por supuesto en este tiempo he tenido otras lesiones y otras molestias, pero los aquiles no me han vuelto a dar la lata.

La moraleja de esta disertación es que nunca hay que rendirse hasta dar con un buen profesional médico que nos ayude a solucionar nuestros problemas físicos. Y, por supuesto, es recomendable que los corredores tengamos grabado en el móvil el teléfono de nuestro podólogo de cabecera y acudir a él en cuanto sintamos la más mínima molestia. En fin, que no hagáis como yo, que perdí diez días esperando una curación milagrosa.

20 de mayo de 2024

“En la carrera no importa si llegas de primero, en el medio o de último. Siempre podrás decir: ‘¡He terminado!’ Hay mucha satisfacción en eso” – Fred Lebow, co-fundador del Maratón de Nueva York.

Pues otra semana más en la que he sumado a mi preparación la escandalosa cifra de ¡cero kilómetros!!!! Sabía que el mes de mayo no iba a ser ni parecido al mes de abril, pero está siendo mucho peor de lo esperado, maratonianamente hablando. Y es que, una vez superada la crisis podológica, me pillé un buen catarro, lo que, unido al mal tiempo y a un nuevo viaje familiar a Pozuelo, derivó en que llevo parado todo el mes.

En alguna reseña ya he comentado que las carreras en general y lo maratones en particular, hay que prepararlos bien, para lo que hace falta tener tiempo y poder compaginarlo con otras aficiones y, principalmente, con la vida familiar. Y este finde era obligatorio volver a Pozuelo, primero para volver a disfrutar de mis tres nietos, y segundo para participar en la fiesta-sorpresa organizada para celebrar el 40 cumpleaños de mi hijo Álex. Claramente eran dos motivos para anteponerlos a un quítame allá unos kilómetros.

Por cierto, uno no de los regalos que le hicimos al cumpleañero fue, con la participación de mis fieles Pati y Carlitos, la inscripción para correr el Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series, en la distancia de medio maratón, que se correrá en Madrid el 27 de abril de 2025. Y es que mi hijo, corredor intermitente, nunca ha corrido los adictivos 21,097 metros y qué mejor oportunidad de debutar en la distancia que hacerlo con 40 tacos y en la mejor compañía.

Enlazando con esto, planteo un asuntito que en los últimos tiempos me tiene muy sorprendido: las incripciones a las carreras a un año vista (cosa que, como se ve, acabo de hacer). Y es que hoy en día conseguir un dorsal para participar en una carrera es casi más complicado que prepararla y ser capaz de acabarla dignamente, al mismo nivel de dificultad que conseguir entradas para muchos conciertos. Pongo un par de ejemplos: este post lo empecé a escribir partiendo del regalo de Reyes que me hicieron mis fieles, como fue la inscripción para correr el Maratón de Valencia, el próximo 1 de diciembre, cuyos 35.000 dorsales se agotaron en el mes de enero. Otra carrera mítica, como es la Behobia-San Sebastián, agotó sus 30.000 plazas el mismo día en el que se abrió el plazo de inscripción. Y así está pasando con casi todas las pruebas, y eso que estamos hablando de carreras duras, que no puede correr cualquiera sin preparación planteándoselo como un pasatiempo, y que, a mayores, cuestan un dinerito.

Me parece muy bien que, en los últimos tiempos, se haya puesto de moda salir a correr y participar en carreras populares, porque sea bienvenido todo lo que sea promover hábitos de vida saludable. Ahora bien, hay que tener siempre presente que el ejercicio físico también ha de realizarse con sentidiño, progresivamente y adaptándolo a las circunstancias personales de cada uno, evitando en todo momento poner en riesgo nuestra salud. Y es que lo que no podemos poner de moda es acabar en un hospital porque mola mucho correr un maratón.

27 de mayo de 2024

“Salir a correr es la manera de liberar nuestras mentes y hacernos más felices y saludables” – Eliud Kipchoge, maratoniano keniata, doble campeón olímpico y explusmarquista mundial.

Por fin, después de veinte días parado, esta semana volví a calzarme las zapatillas y pude salír tres días a correr sumando 30 kilómetros, repartidos en 8 el miércoles, 8 el viernes y 14 el domingo, a un ritmo más que aceptable. Recuperé sensaciones, no tuve ninguna molestia y me encontré mejor de lo que esperaba, por lo que volví a comprobar que el cuerpo humano es una maquinaria de precisión, que asimilia el ejercicio físico incluso después de temporadas de parón porque, como defienden muchos científicos, “tiene memoria”.

La expresión “el cuerpo tiene memoria” se refiere a la capacidad del ser humano para volver a realizar actividades deportivas, como jugar al golf o al tenis, esquiar, surfear o andar en bicicleta, aún después de estar largos periodos de tiempo sin practicarlas. Y eso es porque nuestro cuerpo “recuerda” cómo se mantiene el equilibrio sobre unas tabla de surf o cómo se coge una raqueta de tenis. Lógicamente se pierde la práctica y no se puede pretender volver al mismo nivel, pero lo cierto es que, cuando se reanuda la actividad, no se empieza desde cero.

Y así, tras mi descanso prolongado y obligado por un par de problemillas físicos unidos a visitas y celebraciones familiares, he podido comprobar como vuelvo a estar preparado para retomar mis entrenamientos y, como dice el maestro Kipchoge, salir a correr para liberar mi mente y sentirme feliz.

2 de junio de 2024

“Nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre a tu lado” – Walter Winchell, periodista estadounidense.

Otra semanita suave sumando solo 25 kilómetros en tres salidas consecutivas (jueves 8, viernes 10, sábado 7). No pude organizarme mejor, debido a que el miércoles operaron de un hombro a Voyo, mi mujer y coach en la sombra, por lo que estuve todo el tiempo a su lado, acompañándola a pruebas médicas, consultas, hospital… Lo importante es que todo salió bien y ahora toca tener paciencia para descansar, recuperarse e iniciar el proceso de rehabilitación.

Como ya he comentado en otras ocasiones, las aficiones forman parte destacada en nuestra vida y enriquecen nuestro día a día, pero nunca pueden interferir en nuestras relaciones familiares ni laborales. También es cierto que, cuando tienes que dejar de entrenar porque tienes que dedicarte a otras tareas que requieren tu atención, la vuelta es muy gratificante. Y así, después de unos días de médicos y de ejercer como cuidador, es impagable la sensación placentera que provoca el volver a calzarte las zapatillas y salir a trotar, a ser posible, por un paseo marítimo como el coruñés, donde los problemas se relativizan y la mente se desintoxica.

9 de junio de 2024

“Cuanto más ejercicio hacemos, más podemos hacer” – Willian Hazlitt, escritor y ensayista inglés.

Voyito sigue evolucionado bien de su operación en el hombro, sigue sin dolor y dentro de poco empezará a trabajar en la rehabilitación con un fisioterapeuta. Gracias a eso vamos recobrando nuestros horarios y nuestras rutinas, circunstancia que, unida a un tiempo bonancible, aproveché para salir a correr esta semana cinco días a ritmo suave sumando 46 kilómetros, repartidos entre 10 el lunes, 8 martes, 8 el jueves, 8 el sábado y 12 el domingo. En esta ocasión opté por correr más días y no realizar ninguna salida larga, para ver cómo me recuperaba tras varios días de esfuerzo seguidos. Y el resultado no pudo ser más satisfactorio, mis músculos aceptaron el reto, no sentí ninguna molestia e incluso puedo decir que acabé con la sensación de que podía dar más.

Como me gusta estar atento a los consejos de la gente que sabe, de momento tengo grabadas en mi cabeza las palabras que hace unos meses me dijo Carlitos, mi yerno y uno de los culpables de que esté metido en este fregado: “Lo estás haciendo muy bien, corriendo mucho, acumulando kilómetros y exigiéndole a tu cuerpo que responda a la caña que le estás dando… pero eso no quiere decir que estés preparando un maratón. Estás en la fase de trabajo preliminar hasta que en los últimos cuatro meses anteriores a la cita afrontes realmente la preparación… y ahí sí que te vas a enterar de lo que es bueno”.

Pues en estas estamos… entrenando, trotando, sufriendo, disfrutando, con la seguridad de que el resultado final de la suma de estos pequeños esfuerzos será la emoción que me embargará cuando afronte la recta final en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y atraviese la línea de meta con la alegría y la satisfacción de haberlo conseguido.

Continuará…

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