Desde hace muchos años internet se ha convertido en una gran agencia de viajes, a través de la cual buscamos y contratamos billetes de avión o estancias en hoteles. Por ello hoy en día es impensable que un hotel a partir de una calidad media no disponga de una web en condiciones en la que mostrar sus bondades a sus potenciales clientes: ofertas, servicios, promociones… y todo ello acompañado de una llamativa galería de fotografías para atraer su atención. Y si dicha web la complementan con presencia activa en la redes sociales, la repercusión del establecimiento hotelero será mayor.
En el caso de los restaurantes podríamos pensar que sucede lo mismo, aunque en la práctica se oberservan algunas carencias. Todavía a día de hoy muchos no disponen de página web o, si la tienen, no suelen actualizarla por lo que no facilitan la información que demandan sus posibles comensales.
Además, este tipo de establemientos podrían explotar más todas las posibilidades de promoción que ofrecen las redes sociales, limitándose – los que las utilizan – a publicar ocasionalmente algún anuncio, alguna fotografía y poco más. Seguro que una combinación periódica de Facebook, Twitter e Instagram – y ya no digamos si se dispone de un blog – publicando contenidos visualmente atractivos tendría unos resultados exitosos e inmediatos.
Hoy en día una comida de trabajo, una cena de placer o una reunión entre amigos se organiza, en muchas ocasiones, prácticamente en tiempo real desde un smartphone, por lo que la elección de uno u otro local depende de cuanta mayor información inmediata dispongan los usuarios.
>Este post está publicado en el blog de Océano Azul.