Pongámonos en situación: Caso Nóos, juicio a un miembro (miembra para no ofender a nadie) de la Casa Real, la infanta Cristina sentada en el banquillo, el yernísimo duque emPALMAdo contra las cuerdas… y un fiscal implacable que tendría que tener a su disposición todos los medios necesarios para investigar y ejercer la acusación ante el juez.
Siempre que se habla de la justicia se escucha el lamento de que es lenta por la falta de medios. Y como muestra aquí tenemos la foto de la vergüenza, en la que se nos muestra en todo su esplendor la tecnología punta con la que cuenta nuestro sistema judicial, y es que los expedientes entran y se amontonan en el despacho del fiscal del caso del que está pendiente todo el país en un carrito de la compra del Mercadona. Montones de papelotes (seguro que sesudos informes jurídicos, declaraciones de la renta, facturas, escrituras de sociedades interpuestas, contratos de todo a cien…) se guardan en cotrosas cajas de cartón precintadas (¡qué risa, precintadas!) con cinta americana en la que se lee ‘GUARDIA CIVIL’. De sainete.
Pero sin duda la pregunta es cómo ha llegado hasta el despacho de un señor fiscal un carrito del Mercadona. ¿Lo han robado o es que para suprimir las famosas tasas de Gallardón y financiar la justicia ahora las sentencias irán patrocinadas por esta famosa cadena de supermercados?
Lo peor que le puede suceder a algo serio es que nos lo tomemos a chufla. Y más cuando se trata de la justicia. Pero no creo que cuando cualquiera de nosotros vayamos a partir de ahora al Mercadona podamos reprimir una sonrisita cuando metamos un eurito para coger nuestro carro. Por cierto señor fiscal, ¿se ha fijado si está la moneda en el carro que está en su despacho? Porque mire que como no esté y en ese despacho haya interrogado a Urdangarín, me temo que tendrá que ampliar el objeto de la acusación…