Desde hace un par de semanas todo el mundo se echa las manos a la cabeza porque resulta que nos acabamos de enterar de que ¡los espías espían! Esto, que contado así parece un chiste, demuestra el estado global de hipocresía en el que se haya instalada la sociedad internacional. Todo país civilizado cuenta con los llamados servicios de inteligencia, cuya función es, ni más ni menos y en versión muy reducida, espiar y evitar ser espiado, aunque se enmascaren bajo unos loables propósitos como son los de obtener información para la seguridad nacional y la defensa del país.
Otra cosa es que en algunas ocasiones estos mismos servicios actúen de forma chapucera y sean descubiertos. Y esto es lo que ha sucedido en los últimos días, al detectar lo servicios alemanes que el mismísimo Obama en persona, Premio Nobel de la Paz y adalid del buen rollito, se dedicaba en sus ratos libres a cotillear las conversaciones telefónicas privadas de la canciller Merkel, lo que no le hizo ni pizca de gracia a doña Angela.
La verdad es que desconozco en donde se estudia para ser espía ni cuáles son los requisitos… supongo que será un secreto. Pero al mismo tiempo sospecho que el primer día de clase explicarán que el buen espía es el que nunca es descubierto ni da pistas sobre su actividad. Por ejemplo, si usted está en la playa tumbado cómodamente sobre la arena tomando el sol y ve que por la orilla pasea un hombre vestido con una gabardina con los cuellos levantados y protegido por un sombrero, tenga por seguro que no va así ataviado para protegerse de los rayos solares, y que, probablemente, acabe de descubrir a un espía.
También resulta muy curioso que en España nos hayamos escandalizado ante estos hechos, cuando precisamente nosotros somos un país visillero, que dedicamos gran parte del día a cotillear y a chismorrear.
Y finalizo recordando un chiste que resume a la perfección lo que acabo de exponer:
. (Suena un timbre en una casa) Ringgggg ringgggg.
. ¿Diga? ¿Quién es?
. El pajarito entró en la jaula.
. No, mire, el espía es en el 2ºB.
Pues eso.